sábado, 28 de junio de 2014

Delia.



Hace unos días iba caminando y pasé por la puerta de su casa. Siempre es raro pasar por ahí desde  hace dos noviembres. 
En esos segundos que tardo en pasar por su frente, vienen una cantidad infinita de recuerdos, sonidos, y olores que siguen conmigo aunque ya no esté más pasando por su puerta.

¿Cuántos recuerdos pueden contener el frente de una casa?

Hasta me parece escuchar su risa fuerte, a Pluto el perro pequinés que gruñía y ladraba cuando con mis hermanas llenábamos la casa de ruido.

Delia nos cuidada a mis hermanas y a mí cuando éramos chicas, vivía a una cuadra de nuestra casa. Tenía la misma edad que la mamá de mi mamá, entonces  encontró todas las excusas necesarias para  adoptarnos como abuela postiza. Y nos hizo sentir siempre así, como las nietas.

Hablaba fuerte y su risa también lo era. Tenía los ojos tristes, un marido que italiano alto que parecía un señor pero algunas veces la había golpeado, cargaba con la muerte de un hijito que se había ahogado en la pileta enorme que estaba en su patio.


Ahora de grande me preguntó: ¿Cómo habrá hecho para tener esa pileta  y verla todos los días sabiendo que su hijo murió ahí?

Nos hacía unas chocolatadas en taza gigante, y había que tomarla toda sin ninguna excusa. 
Nos hacia dejar la casa ordenada antes de ir a la escuela.  La respuesta segura a “no tengo que ponerme” era “es porque tenés demasiada ropa”
Todos los 2 de julio, preparaba chocolate y mondongo para su cumpleaños. Comer mondongo o tomar chocolate es acordarme de ella.
Falleció un día de noviembre, llegué a mi casa después de trabajar, sonó el teléfono y era mi mamá para contarme que había fallecido. Recuerdo esa sensación de sorpresa, pero de la triste.
Batallo con un cáncer con una valentía que no había visto en ninguna otra persona.

¿Cómo podía ser que no le hubiesen dejado pelearla un poco más?


Esta conmigo cada vez que mi casa está limpia, ordenada y con flores en la mesa, en cada chocolatada, cada vez que hago pan dulce para navidad y pienso en llevarle uno aunque luego caigo a cuentas que ya no puedo hacerlo.

 Mejor dicho está conmigo siempre, o al  menos  va a estarlo hasta que no pueda recordar más su risa fuerte. 




10 comentarios:

  1. hermosa historia, y hermosos recuerdos! beso Georgi!

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  2. Me hiciste acordar a mi tía Rosa. Ella era igual, también la peleó con un cáncer, también esas cosas me recuerdan a ella. Al menos tuvimos la suerte de conocer personas como ellas, que nos hacen bien de tan sólo pensarlas.
    Un beso!
    Aya*

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    1. Aya, me alegra mucho saber que en tu vida te cruzaste a una persona así. Y si.. sin duda tuvimos mucha suerte.. :)

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  3. qué lindo que la traigas de vuelta con cosas agradables :)

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  4. todas tenemos esos recuerdos, de alguien que nos adoptó y adoptamos de abuelas... la mia era la abuela "Tati", de ella heredé un montón de tesoritos , era enfermera,y nos ponía los antibióticos en su jeringa de vidrio sin hacernos doler... pasaba muchas horas en su casa mientras mi mamá trabajaba, ella no tuvo hijos, y mi homenaje fue ponerle su nombre a mi hija mas pequeña, Rosario, fuerte y alegre, como ella, y capaz de darnos un cariño inigualable...por eso entiendo cada palabra que decis hoy, se fue casi a los 103 ...pero la llevaron lejos y nunca pude despedirme...sin embargo ella sabe que la quiero, que nunca la voy a olvidar. cariños enormes Natalia

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    1. Naty me habías contado de Tati la primera vez que escribí de ella.Que lindo que tu hija tenga su nombre, seguro que la recordas cada vez que la llamas por su nombre.
      Yo tampoco pude despedirme, te entiendo mucho en eso. Pero seguro saben, que estan siempre con nosotras. Un abrazo fuerte.

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    2. y parece que es el mismo sentimiento el que nos une, a vos a Delia y a mi a Tati...abrazo!

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  5. Me encantó emocionarme cone este relato..
    Me sacó por un momento de la oficina , donde hoy en particular, no quiero estar.
    Gracias y Besos
    Ire

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    1. Me alegra mucho saber esto. Que te sirvió, que te emociono...
      A veces uno cuando escribe un par de palabras no se imagina que puede tanto, un abrazo.

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