Regreso?

Es mentira si digo que no escribí mas por acá porque no tenía tiempo. No lo hice, porque necesite dejar de hacerlo. Mirar las cosas de afuera-en silencio- y, fundamentalmente, porque no sabía que hacer con este blog. Literal. Muchísimas veces, empecé a escribir y no pasaba de los dos renglones y borraba todo. Pensé ocho mil posibles blogs, ocho mil cosas distintas de hacer con este blog. Pero lo cierto es, que ninguna me cerraba del todo. Entonces inevitablemente, el que hacer, cambiaba continuamente.
Pasaron miles de cosas en el medio, nada es como era en la entrada anterior. Pero lo importante es que el aprendizaje fue enorme.

El sábado conocí a la que ama y a Tomás. Y al igual que mi graaan amigo Juan, tiro en dos minutos un montón de verdades sobre la mesa y me hizo ver que no necesitaba ninguno de los ocho mil posibles blogs, y que la respuesta de que hacer con este era mucho más sencilla de lo que mi mentequenoparageminiana me quería hacer creer.

Ahora ¿qué puedo contarles del encuentro con Ceci?

Ceci es como yo sabía que era. Puede sonar raro, lo sé. Pero a diferencia de un montón de otras personas que conocí a través del blog,-que son muchas con las que compartí alguna vez el cara a cara- con Ceci sentí que ya la conocía. Sentí que iba a ver a una amiga que hace mucho no veía.
Yo creí que su tiempo de mami iba a ser poco, tan así que cuando salí de mi casa le dije a mi hermana: seguro tipo dos estoy acá- y creo que al final eran como las dos cuando nos despedimos y cada una se fue en el subte para lados distintos-.
Pero ella tenía todo el tiempo del mundo, y la charla fue extensa, variada, emotiva, cómplice, sincera como si de verdad tuviésemos una amistad de años. Como Ceci tiene su post aparte - sólo para ella- yo no tengo nada más que agregar al respecto.

Quizás sea el regreso...